Ah, Jueves.
No me lamento de tu ausencia.
No me lamento de tu presencia.
Existe un lamento de lamentos,
un lamento gravísimo y ensordecedor,
como aquel del barco en su crujir irremediable
o como el del bautizo y su eco de grado vitalicio.
Lamento parecido al del polvo –de la casa-,
al del pájaro incapaz de volar,
despeñado en el margen de la isla.
Lamento para ángeles, el lamento del rezo:
lamento del des-contacto.
(1) Mirarte y no mirarte. Decir tu nombre que no sirve de imagen. Imaginarte sin certeza,
o que habrás de estar en el punto cardinal indicado para mí, que te dibujo de memoria,
desmemoriado.
(2) El toque de la piel en mi mano a tus lunares in-desprendibles, mi exhalación después
de haber reconocido tu sudor. Cómo todo es un resto que seguimos observando expectantes
(cómo todo se pierde, al fin y al cabo –¿es esto ya un pleonasmo?), y preferentemente,
a la hora en que compartimos pliegues y vórtices y causantes y efectos.
(3) El adiós prolongado hasta el próximo adiós. El adiós parabólico, catapultado hasta el
siguiente hallazgo del uno frente al otro y al revés. El adiós del eructo de la última
cena en nuestra casa. El adiós que no recuerdan ni el huérfano ni el padre. El adiós
que siempre mide, pesa y se hunde como adiós.
Ah, Jueves.
Es una impertinencia para los imanes,
Para los tensos resortes que recorren
y organizan la mina,
para la presión polar
que infla el globo terrestre,
que ambos andemos separados
de cuerpo y esperanza
(posible definición verbal para desolación)
(4) Un caracol se pierde en la inmensidad del día. Los he visto guardarse, desolados,
dentro de su coraza. La luz sólo mide lo que no está. La oscuridad lo que no existe.
(5) Y las aves se acurrucan, ensimismadas, plumífero capullo de una ovípara flor. La luz
intensifica el frío de la intemperie. La oscuridad desaparece hasta los árboles.
Ah, Jueves.
En dónde estás
a la hora del día que no se acaba
y de la noche acabada por el día.
– Fernando Carabajal
40 des-contactos surge de Jueves, un libro escrito por Fernando Carabajal en pleno exilio auto impuesto en el 2006, un texto que hoy por hoy podría parecer premonitorio. A partir de este poema, y los entrecruces literarios de donde surgió, Carabajal propone una curaduría digital donde todos los artistas que han sido parte de Arróniz en los últimos años vinculen una obra, un boceto o un proceso con una palabra aleatoria escogida por el autor para de esta manera generar una especie de bitácora poética del encierro colectivo que atravesamos.
La propuesta ha incluido artistas representados y no representados que han expuesto en los muros de Arróniz, generando una conversación plástica diversa, internacional e intergeneracional.
BITÁCORA DE LA CUARENTENA
Marzo – Abril, 2020
- Día 01 _ Carlos Sagrera
- Día 02 _ Fernando García Correa
- Día 03 _ Ricardo Rendón
- Día 04 _ Sergio Gutiérrez
- Día 05 _ María Ignacia Edwards
- Día 06 _ Francisca Aninat
- Día 07 _ José Luis Landet
- Día 08 _ Ishmael Randall Weeks
- Día 09 _ Fernando Carabajal
- Día 10 _ Alejandro Pintado
- Día 11 _ Roula Partheniou
- Día 12 _ Christian Camacho
- Día 13 _ Moris
- Día 14 _ Mónica Espinosa
- Día 15 _ Mauro Giaconi
- Día 16 _ Pablo López Luz
- Día 17 _ Francisco Muñoz
- Día 18 _ Sabine Finkenauer
- Día 19 _ Agustín ‘Guty’ González
- Día 20 _ Nicola López
- Día 21 _ Jerónimo Hagerman
- Día 22 _ Omar Barquet
- Día 23 _ Javier Barrios
- Día 24 _ Omar Rodríguez Graham
- Día 25 _ Perla Krauze
- Día 26 _ Colectivo Segundo Piso
- Día 27 _ Justin Hibbs
- Día 28 _ Colectivo Viernes
- Día 29 _ Manuel Muñoz GG
- Día 30 _ Mr F
- Día 31 _ Taka Fernández
- Día 32 _ Jaime Ruiz Otis
- Día 33 _Daniel Alcalá
- Día 34 _Amadeo Azar
- Día 35 _ Paula Toto Blake
- Día 36 _ Alberto Lezaca
- Día 37 _ Almudena Lobera
- Día 38 _ Rodrigo Valenzuela
- Día 39 _ Ricardo Alcaide
- Día 40 _ Daniela Libertad
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