Sala Principal
15 de Noviembre, 2016 – 21 de Enero, 2017
El trabajo de José Luis Landet* involucra diversos modos de operar y asimilar procesos culturales atravesados por acciones sociales, políticas e ideológicas, por medio del cual explora vestigios o desechos socioculturales.
En Doma, Landet presenta obra del artista sudamericano Carlos Gómez (1945-2014) desde su comunicación epistolar con el poeta Zé Braulio, hasta su exilio a México en 1977. La recuperación y presentación de la obra de Gómez representa un caso ideal para los objetivos del artista: recuperar, documentar, innovar.
Doma:
1 Proceso de amansar y hacer dócil a un animal salvaje mediante la práctica de ejercicios.
2 Represión de una pasión o una conducta.
La tierra y el profeta – Breve repaso del paso de Carlos Gómez (1945-2014) por México
Trabajar junto al artista visual José Luis Landet implica, en mi carácter de investigador y crítico de arte, un movimiento constante lleno de nuevas revelaciones y abruptos cambios y redirecciones necesarias.
El primero de esos descubrimientos en tiempo real, que nos forzó a movernos en sincronía, fue la primera muestra de la obra de Carlos Gómez en Buenos Aires para la cual tuve que conocer, investigar y conceptualizar sobre la obra de un artista desconocido incluso para quienes tratamos de mantenernos actualizados en el campo del arte. Esto devino en el contundente desembarco de la obra de Gómez en los nuevos puertos visuales del arte contemporáneo argentino, y abrió las puertas a potenciales descubrimientos del acervo de Carlos Gómez que no tardaron en llegar.
Por tal razón el segundo de esos descubrimientos, que al igual que el anterior también motivó una muestra de Landet y una investigación en paralelo, fue el hallazgo de que Carlos Gómez había establecido una larga y profunda correspondencia con el poeta visual brasileño Zé Braulio (1950-1992) con el fin de organizar una exhibición conjunta en 1983.
Pese a la intensidad de ese intercambio, pleno en debates y reciprocidades artísticas, dicha correspondencia no logró cristalizarla exhibición que ambos artistas decidieron llamar “Fe de erratas”. Quizás por ello el trabajo de José Luis Landet consistió en rediagramar y darle cuerpo a esa exhibición inexistente en el marco de la (también trunca) 10ª Bienal del Mercosur “Mensajes de una nueva América” durante el 2015.
En esta oportunidad Landet continúa dedicando sus esfuerzos en seguir paso a paso los pormenores biográficos y artísticos de este artista argentino, mudo pero no sordo ni mucho menos ciego al campo artístico latinoamericano que atravesó en todos sus puntos cardinales: Buenos Aires, Jujuy, Porto Alegre, Honda.
Así José Luis Landet logró reunir e interpretar las obras, los escritos y los proyectos, legados por la familia de Gómez, que el artista produjo entre 1977 y 1978 durante un breve viaje a una nueva tierra, la mexicana.
En ese sentido la presente exhibición y el siguiente texto buscan dar cuenta del paso de Carlos Gómez por el campo artístico y literario de la capital mexicana, deseando echar luz (y por consiguiente nuevas sombras) a los debates culturales que se desarrollaron durante esos años en Latinoamérica pero puntualmente en México: los grupos artísticos, las acciones performáticas, el arte público y las discusiones políticas al interior de la clase obrera. Carlos Gómez buscó dialogar con todo eso en apenas unos meses de residencia.
Es este ir y venir de las geografías, entre el cambio paisajístico real de un viaje hacia DF o la virtualidad de la correspondencia y de la bitácora de viaje, lo que permite pensar a Gómez como un profeta sin tierra. O mejor dicho, como un hombre plagado de discursos visuales bajo los cuales la tierra se acerca y se aleja alternadamente, dejándolo de golpe sin un suelo donde pisar, desterrado y exiliado ahí donde construyera su obra visual o buscara comenzar un debate político lleno de asperezas.
—Marcos Krämer
* Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.
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