“Cavidad más o menos profunda hecha en el espesor de un muro como elemento ornamental, y cuya forma más característica es la de semicilindro abovedado con la base horizontal. Sirve para colocar en ella figuras de objetos decorativos o imágenes religiosas”
“Concavidad en el espesor de un muro, para colocar en ella una estatua, un jarrón u otra cosa”
Aplicando estos conceptos dentro del ámbito doméstico, nos encontramos con espacios dedicados al culto de creencias religiosas o paganas. Estos “nichos”, localizados en la casa se han podido ver en diferentes épocas, civilizaciones, culturas y geografías; como el “Lararium” en la Domus romana, el “Butsudan” en la cultura Budista en Japón, o el altar privado en la cultura Cristiana occidental… así como otros espacios dedicados a ofrendas a la muerte y otros ritos. Sin embargo, de una manera menos evidente, estos nichos a priori pueden pasar desapercibidos en los diferentes espacios interiores de una casa, en una ducha, en un armario, contra una pared en una estantería con objetos, libros, imágenes, souvenirs, electrodomésticos… con elementos comunes que han adquirido una personalidad a través de una vivencia y convivencia que nos conectan con un recuerdo generalmente alterado por el paso del tiempo al que de alguna manera nos conforta volver. Se trata de enfatizar estos lugares como posibilitadores cotidianos para la introspección donde reflexionar sobre diversos factores como el paso del tiempo, las rutinas adquiridas, la herencia, hechos culturales, políticos, sociales… a través de la convivencia y uso casi contemplativo de estos objetos, mobiliarios y espacios intencionalmente ubicados en la casa.
La idea de “nicho” y “hornacina” se han representado en la historia de la pintura (al principio generalmente en el arte sacro), dando lugar al género pictórico de la naturaleza muerta o el del bodegón, igual que la representación pictórica de la ventana derivó en el género pictórico del paisaje. Pues ambos, nicho y ventana hacen la función de marco de lo que contienen, delimitando una parte a destacar del resto de unos elementos determinados y dando pie a juegos metapictóricos, el cuadro dentro del cuadro.
Carlos Sagrera
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